Se reconoce que la otitis media secretoria es la patología más frecuente de la edad pediátrica y una de las patologías que más interés, discusiones y controversias produce debido fundamentalmente a las especiales características que la acompañan. La más importante es, sin duda, la de que, usualmente, no produce los síntomas que esperamos encontrar en una patología que puede ocasionar complicaciones tan serias, anatómicas y funcionales, en el paciente que la padece. Es por esto por lo que Sade la denominó “síndrome silencioso”
Retraso en la adquisición del lenguaje, retraso escolar, alteraciones en el comportamiento, etc. pueden alertar a los padres y profesores de la existencia de una alteración auditiva y, como consecuencia, de incapacidad para comunicarse. Algunos padres acuden porque su hijo es distraído o, incluso, porque sospechan de cierto retraso mental(?). Como consecuencia de esta falta de sintomatología, se producen dos hechos: En la mayoría de las ocasiones, el diagnóstico se establece en un examen rutinario o en exploraciones generales de pacientes que acuden por otros motivos; y que gran cantidad de episodios de otitis medias secretorias pasan sin diagnosticar con las consecuentes alteraciones físicas, del desarrollo intelectual y de la vida de relación.
Fuente: OTITIS MEDIA SECRETORIA: LA ENFERMEDAD SILENCIOSAB. Pérez-Piñero*, M.E. Campos, J.R. Castro Conde**, D. López-Aguado*
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